«Todo lo que funciona tiene tres elementos en perfecto equilibrio»
Para que haya un trabajo de transformación son necesarios tres elementos básicos. Estos tres elementos son: «la presencia (presencia mental y percepción consciente), la práctica de la auto-observación (adquisición del conocimiento de uno mismo) y la comprensión de lo que se experimenta (interpretación correcta de las experiencias, proporcionada por un contexto mayor, tal como una comunidad de apoyo o un camino espiritual». (Riso y Hudson en La Sabiduría del Eneagrama, Urano, 2000).
Aplicando lo anterior en este diagrama del proceso de toma de conciencia que gira en el mismo sentido del reloj tenemos lo siguiente:
Observamos que la referencia de la información que el Eneagrama provee es como un abrevadero o un estanque dentro del proceso… Alguien que acaba de conocer El Eneagrama, comprenderá en ese momento lo poco o mucho que ya traiga de auto-observación. Obtiene la información y ya con ella, hace presencia (está ya más consciente) y esa consciencia de sí mismo y de la información recogida le da las primeras comprensiones de sí mismo.
Pero como es una dinámica, la auto-observación no solo sigue jugando sino que se irá afinando cada vez más. Entonces seguimos regresando al estanque del Eneagrama a beber y, como si se tratase de una espiral, cada vez la información y comprensión que obtengamos con esta herramienta será más precisa e irá destapando –como si de una cebolla se tratase- capa tras capa de nuestras motivaciones más superficiales dando paso a las estructuras más ocultas o veladas de nuestra personalidad. Por eso las formas burdas, ordinarias y evidentes de nuestras pasiones son las primeras en desaparecer dejando lugar a las manifestaciones más sutiles y menos evidentes de nuestro ego.
Es interesante notar, por ejemplo, que cuando hemos leído un libro de Eneagrama y luego de un tiempo volvemos a leer el mismo libro, nos damos cuenta que hay mucha información que pasamos por alto o que pensábamos que no iba con nosotros. Ese es el efecto de «pelar cebollas». Cada vez que pasamos el cuchillo nos vamos dando cuenta de más cosas sobre nosotros mismos.
Cuando hay un deseo fuerte y honesto por cambiar, las personas que no ubican claramente su estilo en el Eneagrama, por esa misma motivación, suelen estar haciendo una auto-observación mucho más intensa, girando y girando en este proceso y por tanto, para algunos entre los que nos contamos, el que alguien no pueda identificarse rápidamente, es más motivo de regocijo que de cualquier otra cosa puesto que es mucho más importante conocerme y verme mis limitaciones que poder ponerles un numero encima a ellas.
El propósito es conocerse a sí mismo, y nadie lo ha logrado por un método distinto al de la auto-observación. Es todo un viaje al interior de uno, y el Eneagrama es un mapa increíblemente bueno, pero jamás remplaza el paisaje que es lo real.
Agradecemos este aporte y la correspondiente imagen de este proceso al Psicólogo Clínico y Transpersonal Nicolás Uribe S.
La fotografía de la cebolla perteneces a Rebecca Peplinski en Flickr.
No entraba hace tiempo a su pagina dude , que era la misma de antes , los felicito , un abrazo