La Envidia (eneatipo 4)

De pequeños nos enseñaron que la envidia era «la tristeza del bien ajeno». Cuando recitábamos las virtudes correspondientes, cantábamos a coro: «contra la envidia, caridad». El mensaje era claro: había que alegrarse del bien ajeno, aunque uno careciera de él y lo desease con toda el alma.

La vanidad (eneatipo 3)

La más sutil de las vanidades es conseguir que ésta no se vea. Llamar la atención sin que se note demasiado. El velo más común es una apariencia de naturalidad, optimismo y eficacia: como el camaleón, las personas pertenecientes a este rasgo pueden adaptarse a cualquier entorno y triunfar en él.